martes, 25 de junio de 2013

Ecos

Caminar con los pies en la tierra y visualizar el infinito.

Eso hago en las mañanas,
camino en pro de un lugar que me arrebate para llevarme lejos,
esconderme confuso entre la hierba y esperar agazapado,
las letras que se ocultan misteriosas en cada esquina.

De repente los números se vuelven reales,
y esa malla que separa la realidad de lo fantástico,
se desvanece.

Ahora soy presa de los renglones e imagino cada frase,
como un universo inmenso en océanos profundos.
donde los párrafos son peldaños que me suben
hasta lo alto de la colina.

Desde allí la voz pronuncia cada proceso, cada elemento,
y se va encajando como un gigantesco rompecabezas,
mientras las imágenes decaen una sobre otra
del inmenso árbol de la lectura.

Es como soñar con los ojos abiertos
es como querer morder cada hoja y masticarla hasta que su sabor
se masifique en mis entrañas
y explote en multitud de colores.

Donde los azules congelan y desaniman,
el rojo enciende y quema,
el amarillo apacigua y el blanco devora oculto,
a la espera de un fondo oscuro,
donde el final se presiente y las posibilidades vuelven a nacer.

Eso es leer: un universo inequívoco de universos en constante canto,
en infinito devenir, en eterno pero confuso caminar...


Por: Renzo Corredor
www.renzocorredor.com

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