Señora de mares,
guardas en tus ojos los misterios de la historia,
con calles calenturientas y retorcidas que se mueven con la costa,
acomodando cuerpos calientes de mujeres, hombres y niños.
Apretujada creces junto al mar,
por un lado con picos de acero y cemento,
que quieren penetrar el cielo,
vigilada por miles de casitas como pesebre hacia adentro.
Tu mar calmo y algo frio,
llega trayendo canciones,
para dejarse calentar por noches de luna,
por risas y luces de pasión.
Playas morenas y aguas de verde aguamarina,
bailan con tus vallenatos, con tus gaitas y tus aromas
diciéndote que eres Bahia hermosa,
ultimo respiro del libertador,
historia eterna de esclavitud, pobreza y desilusión.
Pero sigues hermosa, sonriente y coqueta,
con tus senos para dar amores,
con tus caderas dispuestas al baile,
siempre cargada de fruto, pescado y mar.
Una carcajada infinita,
que nunca se pierde en mi recuerdo,
me has marcado como el fuego,
donde deseo por volver a tu arena, a tu agua
y tu aroma dulzón.
Por Renzo Corredor
