martes, 27 de enero de 2015

Zombi

Te arrastras y terminas tus labores,
te levantas con cada alarma y tus ojos sin mirar se abren,
esos mismos que añoran con otro amanecer,
que se iluminan con una playa, con un sol,

pero al abrir la ventana solo te ves,
difuminado tras una ventana llena de humedad,
corres las cortinas y la luz grisácea ilumina tu desnudez,
sangre corre lento por tu cerebro.

te bañas con agua caliente,
dejas tus miserias en el sanitario,
y te vistes lento y cadencioso.

miras el reloj y con una grosería tratas de volver a la realidad,
miras sin mirar, cocinas sin ganas un huevo que se tuesta de mas,
sirves un café caliente con un pan endurecido y trasnochado,
y los fagocitas con lentitud.

allí estas en medio de mil cuerpo,
subiendo al bus,
oprimiendo tu humanidad contra otros,
mientras devoras su sudor.

llegas y trabajas tu horario contratado,
todo por unos cuantos billetes,
que llenan tus bolsillos para pagar tu remedo de vida,
para desistir en que ese sueño se hará realidad.

vuelves con el sol cayendo,
antes que la luna emerja hacia tu hogar,
esperas reconocerte de nuevo en tus cobijas,
y dejas que el sueño te lleve para intentar dormir,
con esa playa blanca y caliente,
que se mete entre tus pies.

Por Renzo Corredor

lunes, 19 de enero de 2015

Plato de espagueti

¿Qué el cielo es azul y a mi que me importa?
¿acaso su agua flotante me llenara la garganta de placer?
y me hará sentir mejor,
acaso con sus nubes de algodón saciará mi sed,
mi sed de saber el por que de las cosas,
el porque del todo,
y el por que nadie me envío a este mundo sin saber si quiera que mierda hacemos aquí.

Y es que te despiertas con los ojos llenos de sangre,
y te das cuenta que solo eres un pedazo de carne,
pudriéndose lentamente mientras miras la televisión,
o mientras pones el culo en una silla por horas,
esperando a que tu reloj se pare,
y ahi si, te des por enterado que solo fuiste un actor,
en un inmenso teatro sólo, porque todos se fueron a comer,
porque a todos esos entes, maestros que conocen el futuro,
decidieron irse a sus orgias,
y reírse de tus desgracias.

un desertar sinuoso y miserable... talvez.

Y aun así espero,
espero a que una señal en mi plato de espagueti me diga mi misión,
un pedazo de carne de pronto se levante y se eche una meada en mi nariz,
¿Por qué no? acaso la muerte no vuelve,
¿acaso no me alimento también de la muerte,
de los cadáveres de una zanahoria, de una papa o una repolla?
¿acaso no me veo yo sentado frente a este plato jugando a ser Dios?

Tal vez mi cielo solo sea un plato de espagueti,
solo debo tragarmelo completo y callar,
pensar que solo soy eso: un pedazo de carne,
pudriéndose mientras mira la tele.

Por Renzo Corredor

viernes, 9 de enero de 2015

inconcluso

Comíamos juntos y nos sentábamos en sus balcones, 
eran tan altos que podía ver pequeñitos los seres que caminaban por la calle,
y con mis dedos les tomaba por sus cabecitas, 
para llevarlos a los arboles y escucharlos gritar para que los bajaran.

Después me cansaba  y echaba a llorar,
haciendo que los ríos se volvieran demonios de agua,
donde terminaban devorados los pueblitos aferrados a las cordilleras,
con gritos de familias enteras,
alimentaban el estomago de estas fieras hasta que sus cuerpos terminaban secos mas abajo en el delta.

jueves, 8 de enero de 2015

La ciudad de los silencios

Recordaría cada momento pero mi memoria ha sido borrada,
los lugares son comunes pero sus sabores ya no me impresionan,
pareciera que el reloj me jugara una mala pasada,
pareciera que el sol se aquieto y las sombras se proyectan vespertinas robando mi sonrisa.

Hoy te miro como a una ciudad muerta,
y en tus calles veo clara tu soledad,
esa que se esconde en las piedras pero que el viento hace gritar,
son como canciones sin letra, lamentos inaudibles que te perturban
que violan tus secretos,
que te comen silenciosa.

Eres un fin estatico y lento,
aquietado en el estanque,
como un pozo que se encoge,
se come a si mismo en lo profundo de una caverna,
como una lagrima que no cae,
un dolor sin nombre.

Alli estas y allí sigues,
con tus soles que no calientan,
con tus vientos que no agitan,
con tu vida de inermes recuerdos,
de mortíferos seres hechos sombras, 

en un silencio que lo dice todo.

viernes, 2 de enero de 2015

Entre matorrales



Entre matorrales me llamas,
sonriente y picara me muestras tu cuerpo,
juvenil, apetitosa y lujuriosa,
blanquecina y timida... pero caliente.

Entre matorrales te beso,
lenguas serpientes y rojizas se bañan en su almíbar,
en su calor,
en nuestro ardiente deseo.

Entre matorrales mis manos bajo tu falda,
descubriendo tu selva, apretando tus formas,
emanas calor mientras te abres a mi anhelo:
mi puente se extiende rígido a tu puerta.

Entre matorrales te desnudo,
mientras mi boca te devora,
y con mil besos quiero tenerte completa,
ahogado por tus piernas que me aferran a tu cuerpo,
jadeantes nos movemos como olas en la noche.

Entre matorrales,
canibalezcamente comiéndonos la piel,
tus uñas excavando en mi espalda,
mientras ríes ahogada por el esfuerzo,
mientras nuestras carnes se fusionaban en un mar de sudor.

Juntos bajo los matorrales,
vigilados por el sol ardiente,
desposeídos de la tela,
poseídos por el ardor.

Por Renzo Corredor