domingo, 1 de junio de 2014

Carta para un adios

Son ocasos los que se devoran cada uno de tus recuerdos,
es sintético y casi moribundo pensar que ya no eres mas que un recuerdo,
y que los reflejos que generabas con altivez en esos cristales brillantes,
se pierden ahora entre los días y las noches.

Y solo quedas minúsculo y temeroso en tus arrugas y maltrecho cuerpo,
solo queda enfermedad y dependencia en tu ser minucioso,
pero te das cuenta que los años solo han marcado tus batallas,
y con ellas como victorias entremezcladas.

Desde ahora no eres un día ni un año
tu cuerpo tal vez merece descansar pero sabes en tu interior,
que no es un adiós solo el pago que debes hacer para empezar un nuevo viaje,

Se rompen uno a uno los sellos que te aferran a la vida,
abriendo paso a que la tierra cobre con fuerza por su materia,
pero de paso libere la energía intestinal y poderosa,
que yace y resurge adentro.

Duele y seguirá doliendo,
un dolor orgánico que te hace sentir lo débil de tus carnes,
pero un dolor interno, que atraviesa el alma.

un dolor espiritual,
por lo que se hizo y se dejo de hacer,
paso anterior al estado supremo de complementación,
donde el pasado ya no es mas sino que un ayer.
y tu Yo, hoy se abre en múltiples formas,
para generar el mañana eterno,
donde el tiempo y la debilidad no existen,
donde eterno serás y tu brillo sera parte del todo,
donde las preguntas son respuestas,
y la conciencia universal tomará tu mente.​

Por Renzo Corredor