jueves, 15 de septiembre de 2022

Ventana rota

Sólo cuando la luz entre por la ventana,
sabré que la luz es real.

Un misterio inexplicable recorre mi cabeza,
en donde mil caminos llevan a un pensamiento...
ese que me da miedo recordar.

Sólo cuando el viento helado de la noche,
acaricie tu rostro.

Sabré que la luna tenue: brilla,
entre nubes de sudor,
mientras tú figura desnuda...
se abre ante mi.

Sólo cuando el olvido de tu recuerdo,
me arrope.

Sabre que me haz dejado,
caminando un sendero sin orillas,
llevando una maleta de suspiros con un adiós silencioso y repetitivo,
en un cuarto oscuro que tiene una única y pequeña ventana.

Vidrios rotos que dejan entrar el frio,
entre cortinas descoloridas y viejas,
belleza muerta del ayer,
promesa del sacrificio al mañana.


Renzo Corredor.




viernes, 19 de marzo de 2021

Un tren interno

 


Tren interno emerge de mis pensamientos.
recorre uno a uno los pueblos olvidados
los campos perdidos, 
los caminos olvidados
de un país imaginario en mi cabeza.


Recordaria de donde vengo,
pero el sentimiento de miedo me impide hacerlo,
sólo el tren con su humo fantasmal,
busca incansable entre recovecos de mi mente,
como si los recuerdos alimentarán su pequeña máquina,
como si los silencios lo persiguieran 
para dejarlo en el olvido.


El rostro de un desconocido,
existe en el espejo,
un viajero que espera sin pensar,
un lago quieto al lado del camino
y un ave a la espera,
ese que huele a perdón,
ese que se difumina en los oscuros 
socavones del pensamiento,
ese que se deja el eco perdido,
de un tren interno que nunca más
volverá a salir.


Poema e ilustración:
Renzo Corredor
www.renzocorredor.com

lunes, 9 de septiembre de 2019

Silencio






Silencio,
es como si te clavaran mil agujas en los ojos.
pero entra por los oídos en las casas solas,
de un campo dinamitado por el desorden y la guerra.

Somos desaparecidos,
nuestra tierra se la devoro el odio,
y se sigue riendo mientras se limpia los dientes,
del carmesí de nuestros hijos.

Somos desplazados,
por los miedos a seguir escuchando la sierra,
esa que come huesos vivos,
en hombres, mujeres y niños.

Somos almas perdidas,
engullidas por el dolor,
queda solo tomar las armas,
o servir de cuerpos ya inermes en el silencio,
o en una fosa común olvidada,
bajo el bello manto verde de esta maldita nación.

Silencio,
es como si te clavaran mil agujas en los ojos.
pero entra por los oídos en las casas solas,
de un campo dinamitado por el desorden y la guerra.


Por Renzo Corredor