martes, 21 de julio de 2015

Secreto Culinario



¿Cómo decirte que me sentía?
estaba sola en la cocina ,
y apareces como una sombra,
para tomarme entre tus manos.

Apretando fuerte mi garganta,
hasta dejar un hilo de aire que entraba lento hacia mi pecho,
ese al que abrazabas con fuerza,
mientras extraías con tus dedos de sus puntas el calor,
ese elixir que te alimenta.

Me besabas la espalda,
mientras tus manos se abrían paso,
por mi ropa, dejándola caer,
tímidas y excitadas en el suelo.

Tu sombra y la mía se fusionaron,
afanosas por dejarse en una oscura unión,
mientras me alzabas rápidamente,
sin dejar de meter profunda: tu lengua en mi boca.

Ahora sin impedimentos,
arranco tu cinturón,
queriendo devorar tu serpiente,
es tanta mi hambre que no me importa el reloj,
ni las ollas que se queman en la cocina.

Me tomas en tus manos ,
decidido y fuerte,
como si un instrumento de carne y hueso,
fuera para tu deseo... para tu placer.

Mil formas en armónica ejecución,
me dejo poseer en variadas posiciones,
alimentando tu deleite,
dejando que mi sudor y mi piel se vuelvan una junto a la tuya.

Atados en carmesí desenfrenado,
tus dedos acarician mi selva prohibida,
abierta como una flor en una tarde de verano,
dejo que me acaricies mientras, dejas tu semilla dentro,
mientras riegas mi jardín con tu elixir y haces que grite,
atrapada por tu cuerpo frente al espejo.

Al final terminamos mojados,
yo sentada en tus piernas que ahora me tiemblan sin parar,
con una sonrisa de satisfacción te doy mi ultimo beso,
lleno de pasión y agradecimiento,
por dejarme tus manos como meteoros en mi piel,
marcados y difíciles de olvidar.

Hoy cocino de nuevo sola...
pero tu sombra no aparece por la puerta.

Por Renzo Corredor

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