lunes, 4 de mayo de 2015

Los años

Los años se van arrinconando como visitas a veces incomodas otra felizmente recibidas,
llenando mi piel de caminos y dejando en mi cara la marcas de los minutos,
permitiendo ver ese futuro que antes añorabas o dejando de lado lo que no se cumplió,
todo marcado por un reloj de oro y fuego que en la mañana se levanta,
para dormir por las noches.

Esos son los años en mi calendario,
uno tras otro van haciendo fila,
vestidos de colores sonrientes, pensativos o dolorosos algunos,
pero eternamente amados por mi ser.

Construidos por seres que han pasado como pasajeros en mi existir,
ese al que llamo un bus de puertas plateadas,
donde un hombre sin rostro pero con una sonrisa lo conduce.
allí han subido y bajado personas de toda indole.
algunos entrañables otros olvidados con sus nombres.

Los entrañables se van acomodado en las sillas delanteras
unos me siguen acompañando,
otros con el movimiento del armatoste,
se van alejando hasta que tocan el timbre y se bajan.

Diciendo adiós para siempre,
hasta luego para un después,
o un ¡nos veremos pronto como promesa incumplida.

Y sigo en mi bus de puertas y vidrios transparentes,
con llantas relucientes y un ronroneo en su motor.

La próxima estación la intuyo, la sueño pero no la conozco.
mi origen sigue siendo un misterio,
pero la vela de un cumpleaños allí esta resplandeciente como todos los años,
esperando mi soplo profundo y deseoso,
esperando que aun tenga mi respirar.

Renzo Corredor

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