viernes, 29 de abril de 2016
Vientos en contravia
Vivir y morir,
despertar para acostarse,
todo es un ciclo,
en un inmenso reloj invisible
que se desplaza lento por las calles vacías
de una ciudad con senos.
Dulce y descasada,
la vida comienza como un sueño,
te hace vivir en colores durante la infancia,
formando tus terrores y amores.
Ardiente y sedienta,
durante la juventud te hace buscar eso que te falta,
ansiedad que nunca termina,
sed sin bebida en mil gargantas secas.
Alivianada o pesada,
según como hayas escogido en la adultez,
tu vida puede ser una billetera llena o una cabeza soñadora,
ambas aprisionan esos sueños hasta sacarles el jugo contra la pared,
es el momento en que todo se define,
pero no sirve de nada.
Seca y sola,
la vejez llega una mañana,
rasguña tu cara,
pero te hace sonreír si viviste con fe y sin murallas en tu cabeza,
te maldice y aprisiona si en tu corazón un hierro retorcido arde,
el remordimiento de decir: "lo pude hacer".
Oscura la mujer de piernas flacuchas y sensuales,
te cubre con su dulce cuchillo,
mostrándote que el reloj es una inmensa ruleta,
donde tu cabeza rebota y una voz grita:
¡vuelve y juega!
Por Renzo Corredor
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