sábado, 15 de noviembre de 2014

Folio 69

Y te encuentro deliciosa,
entrelazada de forma invertida contra mi cuerpo,
alimentándonos de los placeres indecibles,
besándonos las sombras, metiendo la lengua y abriendo la boca,
comiéndonos en quejidos y armoniosos movimientos.

Y puedo verte infinita desde entre tus piernas,
esas que ahora envuelven mi cabeza,
y me invitan a olerte,
a dejar que mi boca entre en tu selva.

Y allí están a punto de disparar,
dispuestos a matar a todos y cada uno de los presentes,
niños, mujeres y abuelos,
malditos y maldecidos enmarcados por un cuadro común en una sociedad maloliente.

Y me tomas con tus dientes,
muerdes cada parte de mi ser,
buscando que estalle el volcán para llenarte completa,
para que tus montículos rosados,
tus senos admirables se dejen inundar,
se dejen mojar por completo.

Y apuntan descarados con risas malditas,
cargan en sus hombros signos de políticas incorrectas,
heredadas en una nación sin madre,
una Colombia que en ultimas no conoce de izquierdas ni derechas,
muerta desde el parto.

Y te penetro dejando mi semilla,
y me dejas entrar a lo mas oscuro,
en un gemido consonante, en una armonía cadenciosa,
que termina con nuestros cuerpo enlazados,
amarrados para siempre...

...la puerta se abre y una maldición rompe el silencio,
ahora somos cadáveres infinitos en un hueco,
N.N.`s que se suman al hambre de esta guerra sin nombre,
de este conflicto sin dueño.

Por Renzo Corredor

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