sábado, 3 de mayo de 2014

Amanecer abortivo

Los aullidos son propios de un amanecer abortivo que se esfuma entre la niebla,
y es que al no haber sol, las penumbras se devoran todo,
son como serpientes sedientas hechas de agua que se arrastran con el frío,
y te dejan atónito ante su presencia en las ventanas.

El sol de seguro tomo las maletas y se largo la noche anterior,
debió pelear con su amada por unos tragos y un labial en la camisa,
mientras le daba la espalda, esperaba que la luna le abrazará con sus piernas
pero eso nunca ocurrió.

Por eso hoy la oscuridad se come todo,
esa amante difusa que quiere dejar todo un hielo,
se alegra con su sonrisa sarcástica mientras se arrastra como serpientes 
entre las calles de esta ciudad durmiente.​

Por Renzo Corredor

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