martes, 6 de agosto de 2013

Astronauta en buseta

Un viaje es subir en el transporte astronómico de mi ciudad,
con su rugir y frenado estrambotico,
avisa en la llanura su presencia.

El conductor pareciera sacado de un cuento de horror,
conduce con arrojo y se abre paso entre metales,
mientras cuenta con un ojo las vueltas y de vez en vez
echa la mirada inquieta a la muchacha que contonea sus caderas al pasar el molinete.

Adentro un olor entremezclado de sudor y perfume,
abre paso a las personas que se apretujan con sus bolsos y  maletas.
un silencio sepulcral solo violentado por el grito de alguno que se paso de su lugar de destino,
o por el celular bullicioso con música estridente.

De resto hombres, mujeres y niños se apretujan aferrándose a la varilla,
esa que muda ha sido manoseada por generaciones y con su olor oxidado
les deja una marca a todos en las lineas de sus manos.

Algunos duermen y con sus bocas abiertas y sonidos guturales,
se atragantan cuando el frenazo del conductor les recuerda su humanidad.
otros aparentan que duermen para no dar la silla,
a la embarazada, al viejo y al niño.

El viaje termina cuando vemos a la distancia, ese paradero personal e invisible,
que solo se ve al timbrar, una y otra vez mientras nos abrimos paso hacia la salida,
donde una puerta oxidada con borde cauchudo y mordisqueado te amenaza los miembros.

De repente frena la buseta y con un esfuerzo sobrehumano sales expulsado de entre la masa,
mientras sientes como te sacan el celular del bolsillo.

¡ya estas afuera y de repente una moto casi te coje!.

ahora a salvo estas en la mitad de la avenida,
en medio del rugir y pitos de la ciudad,
que te indican que debes correr del río metálico de la avenida hacia la cera..hacia el anden
hacia ese remedo polvoriento que supone es la escapatoria ... el puerto seguro de tu viaje.

Felicitaciones,
aunque hayas sido robado, espichado y casi asesinado estas de vuelta,
eres un astronauta mas... en buseta por la ciudad.

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