viernes, 23 de agosto de 2013

Aliento de fuego

Oscuridad es la que me quema,
añoro tus curvas,
ardientes y desencadenadas en un sinfín de movimientos
mientras mi alma se mete en la tuya.

No hay palabras solo se gime la profusa fuerza interna,
solo se escapan entre alientos entrecortados,
ardientes besos que queman
calientes caricias y sudor.

Somos dos sombras largas que se devoran una a la otra,
las sabanas con su oleaje arremete contra tu espalda,
como una inmensa cresta de pasión,
con indecibles sonidos cargados de erotismo,
de sexo y pasión, de grosera pasión.

Como a un postre te degusto,
mordiendo cada pedazo, arrancando miradas de embriaguez,
donde la profundidad de un océano caliente no tiene limites,
y la energía de nuestro encuentro se aprieta en tu pecho,
queriendo rompernos, queriendo huir confuso mientras la conciencia lo alcance.

La noche y su silencio,
violados por tus gemidos, por tus gritos, por tu calor,
rotos se rearman para no perder de vista,
la imagen inconclusa del arribo de un barco,
que supera la tormenta y encalla en el faro del amor.

Por Renzo Corredor

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