martes, 3 de noviembre de 2015

Caballo blanco



Como una brisa a la que no se le puede hablar,
un camino sin bordes en mitad del desierto,
y un aroma que desaparece en el ambiente.

Eso es mi pensamiento,
un océano sin olas donde como fantasmas solo hacen ruido en un inmenso hueco,
un cielo sin atmósfera donde los soles del olvido queman todo a su paso,
y una luna solitaria buscando un planeta en la oscuridad.

Eso es mi tristeza,
una mujer sin cara que intenta besarme,
pero llora amargamente, al no poder decirme mi final,
un dolor pequeño y punzante en mi piel,
un dolor subterráneo que quiere reventar en mi cabeza.

Esas eran mis alegrías,
días de playa y sol, donde corrían desnudas mis tentaciones,
y yo las podía tomar, dejandolas agotadas de amor a orillas del mar,
pero hoy esa playa no existe,
y esos senos redondos se han ido.

¿Dé qué sirve caminar entre una multitud?
si dentro solo se tiene frío,
¿dé qué sirve hablar con mi sombra?
si ella se niega a salir a la calle,
¿dé qué sirve mirarme en el espejo?
cuando al que veo es mi enemigo.
ese que sigo llamando YO.

Por Renzo Corredor

No hay comentarios.:

Publicar un comentario