La cama yace fría,
son las 3 y mis temores redondean mi cabeza,
abriendo con sus carcajadas canales,
por donde se cuela el frío de la habitación.
Me recojo como un ratón entre las cobijas,
esperando que de la oscuridad solo emerga por fin un sueño,
que me lleve a un mundo de encanto,
ese que me habilite huir de este temor.
Los sonidos indecibles son como bocas,
hacen hablar las sillas, la cama y hasta la lampara,
todos al unisono cruje como quejándose de su existencia,
como extrañando las maderas su pasado arborifico.
De repente las sombras se mueven suaves,
queriendo acariciarme para robarme lagrimas,
y de mis lagrimas llantos y gritos al cerrar la ventana,
un viento peliculesco.
La luz se enciende...
Tranquilo papá esta aquí contigo.
Por Renzo Corredor.
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