tal vez sentado en un parque,
o caminando por una calle,
o en un cama.
Y allí estaré,
esperando esa noche,
ese amanecer,
o ese atardecer que nunca llegará a mis ojos.
Los cerraré justo cuando más lo deseaba,
me quedaré quieto en ese momento...
y me abandonaré.
Me perderé en la última hora,
minuteros seduciéndome para que duerma en sus brazos.
un inmenso reloj que da su último movimiento,
un tic tac que borra mi recuerdo.
Y aquí estoy de nuevo,
esperando que me llamen para el circo de las emociones,
para vivir de nuevo.
Por Renzo Corredor
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